jueves, diciembre 27

Beyond the past §Capítulo Cuatro§


~ BEYOND THE PAST ~
A CARD CAPTOR SAKURA FANFICTION


Capítulo: Malas decisiones.
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Card Captor Sakura/Original
Reseña: La vida es algo más de lo que creemos escrito.


sábado, octubre 27

Beyond the past §Capítulo Tres§

Titulo: Beyond the past
Capítulo: La maldición de un gran mago.
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Card Captor Sakura/Original
Reseña: La anticipación de una vida y una herencia que nadie pidió.

§ Capítulo 3: La maldición de un gran mago. §

Ese día Shaoran despertó de un brinco. Se limpió el sudor y apretó la mano contra su pecho tratando de controlar su respiración. Tosió y tuvo que respirar fuertemente para no vomitar.

Apenas pudo controlarse se levantó de la cama y fue directo a su escritorio donde sacó una libreta y una pluma. Abrió la libreta y enseguida se puso a escribir:

"El día de hoy he tenido más sueños con los mismos monstruos. El primero, esa gran bestia parecida al Oso gigante, de dientes afilados y mirada escurrida. El rojo de sus encías del que poco a poco van cayendo sus filosos dientes. 
De pronto es como si el oso se separara y creara otro monstruo mucho más grande con branquias y que expulsa un huracán de su boca. Ese osos crece y crece, jamás para de crecer. 
Pero el oso anterior, en lugar de morir cambia. Le crecen alas en la espalda y su furia es más aterradora que cuando estaba solo.
El último monstruo sigue siendo ese dragón negro. Expulsador de fuego y con grandes cuernos que crecen y caen directo en su corazón, pero que a pesar de las estocadas, sigue sin morir.
Pero hoy apareció un nuevo monstruo en mis sueños. Era como una especie de leopardo gigante, un ser enorme que combatía a la misma distancia, a la misma altura del dragón.
Los dos se pusieron a pelear de una forma desgarradora. Aparecieron los osos deformados y entraron a la contienda, pero por más que intentaban, el gran leopardo lograba aniquilarlos con facilidad. Entonces fue que el dragón atrapó uno de los cuernos que iban directo a su corazón y lo atravesó al leopardo dejándolo morir.
El leopardo caí tan estrepitosamente que al momento de morir, inundaba todo de sangre.
En ese momento acabó mi sueño."

Terminó de escribir y puso la pluma a un lado. Ya estaba tranquilo, a pesar de todo.

Hojeó la libreta, estaba a punto de terminarla. La mayoría de los escritos eran sueños que había empezado a tener casi un año atrás, uno más aterrador que el anterior. Al principio imaginó que muchos de esos sueños se debían a sus propios miedos con los que vivía día a día; pues estos habían comenzado el día en que su madre lo nombró Jefe de la Familia Li.

Para él era obvio que tenía consecuencias y responsabilidades con las cuales cargar. Las familias en China tenían muy claro que las dinastías debían seguir creciendo y, por supuesto, el nivel de magia mucho más.

Sin embargo para los Li no era tan fácil.

Shaoran era el menor de los 5 hijos herederos de la familia Li, sin embargo sobre ellos recaía una maldición que llevaba más de cien años y decía que ninguna mujer de la familia podría tener magia, por ende ninguna de sus hermanas había heredado ningún poder de sus padres. La tradición de los Li marcaba que sólo el varón podría ser cabeza de la familia, y en caso que faltara el cabeza de familia, su cónyuge podría tomar este puesto hasta que el siguiente varón cumpliera los 17 años.

Esto último era algo extraño entre las familias chinas, sin embargo era necesario marcar la sucesión del cónyuge ya que sobre los Li recaía otra maldición peor que la primera: "Todos aquellos varones que nazcan en la familia Li, descendientes directos del Mago Clow, no podrán sobrevivir más allá de los 25 años, y su descendencia estará maldita hasta el fin de sus días."

Por supuesto que Shaoran sabía de la maldición y desde niño se había preparado para entender que su vida estaría marcada hasta los 25 años, tal y como estuvo marcada la vida de su padre, su abuelo y todos los que vivieron atrás. Su madre le decía que era la maldición por ser hijos de un gran mago.

El joven intentó volver a dormir, aunque sabía que no podía y que más bien ya no quería soñar con ninguna leyenda, con ningún monstruo, con ninguna maldición. Cerró los ojos y a su mente vinieron unos hermosos ojos verdes. Esos ojos que jamás se habían alejado de él.

Sonrió tras recordar la mirada, la sonrisa, el jubilo de su alegría. Muchas veces se reía de sí mismo al verse en esa situación, suspirando y añorando a aquella niña a la cual prometió amar siempre, pero que a pesar de todo ese "siempre" no duró tanto como él mismo hubiera deseado.

Sabía dónde tenía ocultas todas las cartas devueltas por el remitente, sabía lo que decía cada carta y recordaba que escribió todo tipo de suplicas para que ella continuara dentro de su vida. Pero todas las cartas regresaban cerradas. Ninguna había sido leída. Sólo una llegó a sus manos, sólo una estuvo llena de esperanzas y de suspiros. Sólo una carta de esas ocultas estaba abierta, y la había abierto él mismo.

Aun podía recordar cómo había llegado esa carta. Sentía todas las emociones y toda la alegría con que la había recibido. La desesperación de abrirla y saber qué decía al fin su amada. Un segundo le tomó abrir el sobre y un minuto, al leerla, le tomó para romper su corazón.

Abrió los ojos, esa parte de la historia le causaba aun un nudo en el corazón. Esas esperanzas puestas y cruelmente arrebatadas le habían costado un gran dolor que prefirió olvidar con el silencio y ponerse de lleno en las responsabilidades de la familia Li.

El sonido de su celular le interrumpió los pensamientos. Tomó el aparato y leyó que en su agenda mencionaba el cumpleaños de Shu Lai. Lo había olvidado por completo a pesar de que su madre se lo estuvo recordando todo el mes. Para Shaoran, Shu Lai no era del todo importante, pero para la familia Li, Shu Lai era crucial en sus vidas.

Shu Lai era ni más ni menos que la heredera de la gran familia Lai. Una familia dirigida por mujeres que había estado involucrada siempre en las decisiones importantes de las grandes familias de China. Todas eran grandes hechiceras y muy sabias. Ellas debían tener hijas que llevaran también  las riendas de la familia y la tradición. Para ellas los hombres eran más un instrumento que una necesidad.

Por supuesto que para la familia Lai era importante que su descendencia fuera fuerte y próspera, por lo mismo sabían que una alianza con los Li era un suicidio seguro a su estirpe de mujeres hechiceras por la maldición de los Li. Sin embargo algo había sucedido con Shu. Era sin lugar a dudas, la más fuerte de todos sus antepasados; además de ser hechicera era oráculo y conocía bien cual era su propio destino, nadie podía engañarla, y ella misma sabía que su destino, hasta ese momento estaba a lado de Shaoran Li. Ningún integrante de su familia podía explicarse porqué buscaba la unión con los Li, ella misma no lo explicaba, sólo les recordaba que ella sabía su destino y que estando con Shaoran lograría llegar a él.

Shaoran la había aceptado sin ninguna queja. Conocía a Shu desde pequeña y ella misma le había dicho que ellos dos tendrían el destino unido, él creyó mucho tiempo que ella estaba equivocada, además, después de conocer a Sakura imaginó que no habría más destino que ella, pero al recibir esa carta reconoció su error, se dio cuenta que tenía que aceptar lo que su destino marcaba, y si eso era estar con Shu Lai, lo tomaría.

Ese día, el cumpleaños de Shu Lai, sería crucial en sus vidas, no sólo porque ella cumpliría entonces 18 años, sino porque ese día su compromiso se haría formal. Todo mundo voltearía a verlos como los próximos a casarse en invierno, la gente los conocería pronto como los esposos Li y entonces él tendría que continuar con su destino y formar pronto una familia con ella para seguir con las leyendas y las tradiciones que los rodeaban.

Era curioso, pero a final de cuentas su maldición no sería morir joven o que ninguna de sus hijas podría heredar la magia, su maldición final sería estar condenado a vivir y morir sin estar con la persona que realmente amaba... Y encontrarse con esa realidad era peor que todas las pesadillas que siempre lo atormentaban.

lunes, octubre 22

Beyond the past §Capítulo Dos§

Titulo: Beyond the past
Capítulo: Circunstancias
Autor: Vejibra Momiji
Fandom: Card Captor Sakura/Original
Reseña: La vida, tiene muchos circunstancias


§ Capítulo 2: Circunstancias §

Prodigio. 

Fue la primera palabra que definió el resto de su vida y que escuchó desde que era pequeña, no obstante, la realidad de dicho concepto se hizo claro cuando a la edad de 12 años, su madre llevo una colección completa de diseños a una de las exposiciones más prestigiosas de Japón. Tras aquella presentación, su vida dio un giro de 180 grados, donde todo cambió. 

Lo que inicialmente pensó sería solo un verano de cuarenta y cinco días en Milán, pronto se convirtió en meses y después en años, y por primera vez en su vida, la así renombrada "prodigio" Tomoyo Daidouji, se dio cuenta de que se había equivocado, porque había roto una promesa. Aquella que decía que volvería a casa y compartiría el resto de sus días junto a su mejor amiga; Sakura. 

Tras esos pequeños tropiezos, trato en lo posible de vivir una vida fuera de los límites de la sociedad japonesa en un país que apenas conocía, y pronto aprendió varios idiomas y tuvo la oportunidad de viajar a otros lugares, pero no de volver a su hogar. Algo que añoraba, incluso tras la verguenza que sentía de si misma tras lo que había sucedido cuando cumplió 16. 

Como la hija de una poderoso empresaria, y madre soltera, Tomoyo había aprendido desde pequeña a  anticiparse a los detalles y errores de la vida, enfrentando la realidad, con una sonrisa y una actitud desenfadada, propia de la única hija de una poderosa mujer. Pues aunque muchos lo conocían, y nadie nunca lo mencionó, Sonomi Daidouji nunca estuvo casada, y quedó embarazada en un tiempo en el cuál la sociedad japonesa solía ser discriminatoria, negando todo derecho de su existencia no solo al padre que la había engendrado, sino a una identidad propia como "niña de buena familia". 

Por eso, había aprendido a ser discreta y distante de todos aquellos que la rodeaban, siendo un orgullo para su madre y la familia que muchas veces la ignoraba, porque Sakura nunca lo había notado, pero Tomoyo solía protegerla, porque conocía perfectamente cuando descarados y fríos podían ser todos en las familias más poderosas de Japón.

También era cierto que de su padre, vagamente supo. Lo único que conservaba eran una serie de fotografías viejas de una aventura cualquiera que su madre había vivido, y que no obstante, le permitido dar cabida a su existencia. Entonces, cuando el viaje a Europa se presentó, hubo curiosidad en ella, y la oportunidad de huir de una vida que muchas veces le había recriminado su existencia, pese a lo perfecta y hermosa que ella podía ser a los ojos de todos los que la rodeaba.

Ese verano, poco antes de tomar la decisión de ir a la pasantía en Milán, se enfrentó a la realidad que le permitía la oportunidad de conocer  a su padre, y se dio cuenta de que tenía miedo. Cuando empacaba sus maletas, Sakura la animó, con la esperanza de que ella tuviera la oportunidad de hablar con el extraño padre que la había abandonado, pero que a la vez, no tenía derecho a reclamar nada, pues Sonomi, nunca estuvo casada con él. 

Aquella tarde mientras se despedía y prometía cartas a Sakura, se dio cuenta que tenía miedo; por conocer a su padre y por dejar a Sakura sola, porque no quería que la familia la tratarán como lo habían hecho con ella, y a la vez se había aliviado de alejarse, de todo, comenzar de nuevo cuando apenas empezaba su adolescencia.

Conforme el tiempo paso y demostro ser un genio del diseño de moda post moderno, se dio paso y cambio para volverse famosa. "La Prodigio Japonesa", solían llamarla, y pese a que intento en varias circunstancias encontrar tiempo para escribir cartas y e-mails a Sakura, el tiempo poco a poco desapareció, para cuando se dio cuenta de lo que había sucedido, la corta comunicación que mantenía con su mejor amiga, había quedado reducida a una carta o una llamada por mes.

Pero poco después de sus 16 años, y lo que sucedió con aquel hombre, cuyo nombre causaba que un escalofríos recorriera su piel. No quiso volver a comunicarse con nadie, ni su madre, ni Sakura. Incluso había salido de casa de su padre, donde su presencia perturbaba e incomodaba a la esposa del bien educado señor. 

Vivir sola había sido una experiencia nueva, y muy solitaria. Tras dos años de vivir en el silencio. Decidió descansar, porque la inspiración no llegaba y estaba siendo perturbada por una serie de pesadillas que no lograba comprender y que la despertaba a altas horas de la mañana o que incluso la desvelaban impidiendo que organizara la colección de verano que se acercaba. Así que aturdida como nunca antes, aquella noche en particular, observando la televisión, recordo Japón, y se decidió a escribir un e-mail.

Sus manos temblaban mientras teclaba el mensaje, no estaba segura por donde comenzar o que decir, tampoco estaba segura de querer contarle lo que había sucedido con "él", porque en el fondo de su ser estaba avergonzada de ello, y le dolía que fuera utilizada de aquella forma.

Suspirando recosto la cabeza sobre el teclado y descanso una mano sobre su espalda, dándose un masaje donde se encontraba la figura del tatuaje de libélula que se había hecho meses atrás después de su primera noche con... cerro sus ojos, solo quería aliviar el dolor de su cuerpo tras de días y días de trabajo y exposiciones donde solo debía utilizar tacos.

Y cuando envió el mensaje se sintió nerviosa. Tenía miedo de que ella no le respondiera, pero el "Bip" se escuchó, y en camará lenta abrió el mensaje de respuesta.

From: Sakura Kinomoto
To: Tomoyo Daidouji.

¿Tomoyo?.Me encuentro bien, me alegra mucho que me escribieras. No ha pasado mucho. Yamazaki es mi novio. Quisiera que estuvieras aquí.

Sakura.

Realmente, no pensaba que Sakura iba a responderle, pero cuando lo hizo, abrió sus ojos expectante, porque sabía en el fondo de su corazón, que pese a que su mensaje podía parecer duro y frío, Sakura... la necesitaba, y si ella la necesitaba. Era tiempo de regresar a Japón.

Tomando su telefono celular, realizó un par de llamadas. La colección de verano podía esperar.







Continúa.

miércoles, septiembre 19

Red Wine § Capítulo 6 §

Título: Red Wine (Vino Rojo)
Capítulo: VI // Exploding star
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Original (Vampiros & Hombres Lobos)
Reseña: Más allá de nuestra voluntad, está el deseo.

§Capítulo VI - Exploding star§

Apagó la alarma de su reloj de un manotazo y terminó de destruir el aparato. Juliette ni si quiera se dio cuenta cuando se dió la media vuelta y se ocultó entre sus cobijas.

Como la alarma había interrumpido su sueño anterior, Juliette comenzó a soñar otra cosa diferente. Veía a la peliroja, esa mujer exhuberante y hasta vulgar que siempre aparecía en sus pensamientos. Automáticamente sintió cómo se le retorcían las tripas. Odiaba a esa mujer.

La peliroja se acercaba a ella, Juliette se ponía a la defensiva evitando que se acercara, pero al final no iba a ella... la peliroja iba tras de Sean, lo tomaba de la nuca y lo besaba de forma grotesca. Juliette gritaba para que lo dejara en paz, pero Sean siempre la empujaba.

- Es mi vida ¿qué no entiendes?
- Pero ella te va a hacer daño. ¿No lo ves?
- ¿Entonces qué quieres? - le gritaba y se acercaba violentamente a ella - ¿quieres que te quiera a ti como la quiero a ella? - Juliette enmudeció - ¿Quieres que te bese, que te haga mía? - Sean la jalaba de la cintura hacia él y con la otra mano la besaba a la fuerza - ¿Eso quieres?
- No, yo quiero...

Pero Sean la interrumpía y la volvía a jalar a él, le rasgaba la ropa y la hería en el hombro, en el cuello y finalmente la pegó a su cuerpo besandola del cuello, mordiendola empezando a llenarla también de pasión, de deseo. Juliette en ese momento dejó de ser victima de Sean, ella también se volvía loca y lo arañaba de forma desesperada. Tanto tiempo esperando estar con él, que la hiciera sentir todas esas emociones, todo el instinto a flor de piel. Sean la acostó y la desvistió por completo, tocandola sin premura ni delicadeza, estaban siendo victimas de sus instintos, de sus deseos carnales más profundos... y eso le encantaba a ella.


De pronto abrió los ojos, tenía la respiración entrecortada, el corazón le palpitaba a mil por hora y aun podía sentir las manos de Sean y sus labios en su piel.

¡Demonios! De nuevo esos sueños... Miró el resto de su habitación, todo estaba destruido y roto, el día anterior había estado tan molesta con Sean que había roto y lanzado hasta destruir todo lo que encontró a su paso. Eso no importaba a fin de cuentas, lo que más deseaba ella y al final... nada.

Puso sus manos en su rostro tratando de despertar. Le estaba pasando lo mismo casi todas las noches y ella lo que estaba sintiendo era deseo por alguien de su misma familia... Se estaba volviendo loca definitivamente. Pateó una caja musical que estaba cerca de ella y esta fue a pegar a la pared.

Inmediatamente escuchó que tocaron la puerta dos veces, era con un bastón, por ende, su tío Dante.

- ¿Te encuentras bien?

¿Y todavía le preguntaban si estaba bien?. Fastidiada, aventó lo que quedaba de despertador a la puerta.

- ¡Ya voy! - gritó.
- Juliette, te pregunté otra cosa.
- ¡Dejame en paz! - volvió a gritar, pateó lo que se encontraba en su camino y se encerró en el baño azotando la puerta.
- ¡Juliette! -reclamó escuchando su voz más fuerte - ¡Estoy preocupado por ti!
- ¡Vete! - gritó desde el baño tratando de alejar a quien fuera de ella.

Se miró en el espejo suspirando bastante molesta y triste. Su tío no tenía la culpa de nada, nadie la tenía. El hecho de que sus propios sueños la frustraran no era culpa de nadie más que de ella misma.

Cuando dejó de escuchar a su tío decidió darse una ducha y así tranquilizarse. Abrió la llave de agua caliente y la dejó correr mientras se calentaba. Comenzó a desvertirse frente al espejo e inevitablemente vino a su mente su sueño. Cerró los ojos mientras pasaba su mano por su hombro desnudo y trató de sentir el toque de Sean en ella... pero nada, era su propio tacto.

Suspiró molesta y se continuó desvistiendo sin querer mirarse más.

Ya comenzaba a sentir el vapor en el baño, se hizo atrás el cabello y de nuevo su mirada se cruzó con el espejo reflejando su cuerpo desnudo.

Juliette era diferente a la mentada Bridget. Ella era más voluptuosa y probablemente más desarrollada que la peliroja. Sentía la mirada de los hombres en ella, sabía que provocaba deseos carnales. Los hombres no se cansaban de jurarle amor aunque ella sabía que lo único que deseaban de ella era su cuerpo, su inocencia... y ella estaba impaciente de darlo pero... estaba demasiado enamorada como para ver con el mismo deseo a otro hombre.

El espejo se llenó de vapor y ella despertó de sus pensamientos, jaló la cortina y entró a la regadera.

Dejó que el agua la tranquilizara la mente y el cuerpo. A veces sentía que era como un animal salvaje que sólo podía tranquilizarse con el agua, bueno, tenía muchas formas de tranquilizarse, pero el baño era una de sus favoritas.

Se rió de ella misma. Siempre dirigiéndose a ella como si fuera una loba salvaje, peor, una loba salvaje con las hormonas disparadas. Era típico de la edad, se decía para justificarse la mayor parte del tiempo; sin embargo había muchas cosas en ella que no sabía cómo aclarar, mucho menos explicar. Sus amigas le decían que todas las adolescentes sufren de cambios que las demás personas no entienden, o sino sólo decían: "Es que estás en tus días".

Salió del baño tranquila, ya sin la frustración que el sueño le había provocado. Miró a su alrededor y vio el desastre, lástima, tendría que comprarse otra computadora.

De nuevo escuchó que tocaron a la puerta, sabía que era su tío.

- Ya voy... - se enredó bien la toalla y con cuidado en pisar donde no había tiradero le abrió la puerta. Pero no era su tío.

Por un segundo los dos, Sean y Juliette se quedaron congelados sin pronunciar ninguna palabra. Ambos se sonrojaron y de pronto Juliette reaccionó:

- ¿Qué quieres? - gritó furiosa.
- Dante quiere saber si vas a bajar a desayunar... - dijo forzando la mirada al rostro de Juliette. Ella pudo sentir los nervios que le provocaba al muchacho, así que con toda la tranquilidad del mundo se recargó en la puerta dejando que la toalla se abriera ligeramente más en su muslo.
- Sí, voy a bajar. ¿Tienen prisa en que salga en toalla?
- ¡No, no! - gritó de tajo mientras ella se quitó la toalla de la cabeza y echó su cabello húmedo atrás - ¡Vístete! Nosotros dos te esperamos.
- Sí, porque la moda no es ir por la calle con toalla.
- A menos que quieras... - Juliette se sonrojó al escucharlo - digo, apúrate para que te lleve a tu escuela.
- ¿En serio? - preguntó contenta. Tiró la toalla del cabello al piso y se pasó los dedos por el cabello como peinándose pasando sus dedos a lo largo de su cuello, siguiendo el camino de una gota de agua que llegaba justamente al nudo que sostenía su toalla - ¿Me llevarás de nuevo en la moto? - Sean asintió sin decir nada, pero ya con los labios secos. - perfecto... - sonrió - ¡entonces no me interrumpas y vete! - lo empujó y le cerró la puerta en las narices.

No podía creerlo, Sean estaba mirándola como la miraban otros hombres... Aunque ¿Y si no era así y lo estaba imaginando?

No, por supuesto que no, ella jamás se equivocaba en esas intensiones de los hombres. Por su mente pasó el hecho de que Sean era su primo... pero primo segundo, primo tercero, daba igual. El gran meollo era que si Sean la miraba de esa forma significaba una cosa... tiró su toalla y miró de nuevo su cuerpo desnudo frente a lo que quedaba de espejo, sonrió con complicidad...

Ella tendría oportunidad de conquistarlo... y lo haría.

domingo, septiembre 16

Red Wine [ Capítulo 5 ]

Título: Red Wine (Vino Rojo)
Capítulo: V
Autor: Vejibra Momiji
Fandom: Original (Vampiros & Hombres Lobos)
Reseña: Algunas veces, la más pura de las rosas, poseen demasiadas espinas.


Capítulo V ~ Desert Rose



This desert rose
Each of her veils, a secret promise
This desert flower
No sweet perfume ever tortured me more than this
( Desert Rose - Sting )


Giraba sus manos, formando siluetas de aves, mientras el viento movía inquietamente su cabello castaño, y el sol brillaba con intensidad sobre su cabeza, calentando así, cada rincón de su pálida piel. No obstante, la imagen frente a sus ojos, pronto desapareció, perdiendo todo encanto para ser consumido por la oscuridad que la rodeaba.

En ese momento abrió los ojos con lentitud para escuchar en la distancia los sonidos incipientes de la nada. Suspirando, entrecerro la mirada tratando de conciliar el sueño, pero le fue imposible. Aunque, durante siglos se le habían negado muchos placeres en aquella vida y en la que tuvo alguna vez en el pasado, había uno en particular que nadie le podía arrebatar. 

Ella aún podía soñar, incluso cuando muchos de su misma especie y todos aquellos que habitan entre las cuatro paredes del penthouse, le reiteraron repetidas veces que ellos no estaban hechos para soñar en su triste y efímera existencia, porque toda oscuridad no puede, de ninguna manera, alcanzar los deseos que poseen criaturas tan simples como los humanos.

Sin embargo, en contra de toda predicción y casualidad del destino, Aubrey aún puede soñar, y ella sueña con el día y el amanecer en un lejano desierto, un lugar donde casi ha olvidado todos los detalles del día como que clase de color tienen los primeros rayos del sol reflejados en su pálida piel, cuál es la sensación que siente en su sangre a través de su piel cuando el sol caliente su cuerpo, entregándole una sensación plena a vida.

Es en sus sueños que suele imaginar que puede ser libre, aunque la realidad se confunda con la locura, y pronto las tinieblas destruyan la imagen cognoscitiva que su mente ha formulado, porque en esos sueños ella conocía una vez más todo lo perdido, y que al despertar, como todas las noches, la muerte, recibe su cuerpo con una grata, y muy extraña sensación a soledad haciendo que entienda entonces que ya no le queda nada. 

Dando un largo suspiro, da vueltas en la cama antes de mover su cuerpo de ella y levantarse, estirando los brazos hacia arriba en un intento falso por relajar su cuerpo, mientras la inclemente sed pronto clama su interior, y el corazón que no palpita en su pecho llora a gritos por el alimento más preciado de un vampiro; la sangre de una tierna virgen, un niño, una mujer e inclusive un hombre. Pronto el color carmesí tiñe sus ojos siempre castaños demostrando su inquietante necesidad de vida. 

Caminando con paso lento como si fuera un zombie, se sienta en la peinadora que decora en un rincón de la fría habitación. Un escalofríos, extraordinario, recorre su cuerpo y la obliga a abrazarse, tratando de contener la risa ante aquella actitud casi humana. En el espejo que refleja su imagen pálida, puede ver que usa un largo camisón de dormir, color crema que le llega hasta las rodillas y no posee manga alguna. 

Sus expresiones están quietas, e incluso genera una extraña pero agradable sensación pacífica, tal vez, esa era la razón por la cuál nadie podía resistirse a ella y a sus temidos encantos cuando atacaba y se alimentaba de sus ingenuas víctimas, cada noche en la que deseaba alimentarse. Tranquilamente recorre con la vista toda la habitación color gris mientras una extraña pregunta crece como un frondoso árbol en sus pensamientos; "¿Por qué siempre deseo dormir?".

En sus largos letargos, más de los usuales en un vampiro, ella vive en el sol, tal y como lo recordaba siglos atrás, en el desierto... cálido, burdo, vivo. Una imagen que va desapareciendo con el tiempo, con los siglos, pronto ya no quedaría nada de sus recuerdos, más que la dura realidad de que nunca podría volver a reencontrarse a si misma con el sol. 



Tomando con tranquilidad un cepillo para cabello de la cómoda, peina su cabello oscuro mientras analiza rodo lo que la atormenta sobre  aquel muchacho de la noche anterior, que con su miedo había atraído a la bestia que dormía bajo su rostro angelical y su figura delicada. Sonriendo se levanta y camina descalza hacia la puerta Sus pies pálidos y lentos, como si no tuviera nada más a lo cuál entregarse. 



Está aburrida, y se siente deseosa de jugar.



Talvez no con otra vida humana, como siempre lo hacía, sino con él, el muchacho de la noche anterior, en sus memorias se impregnaba el aroma a deseo que se profería del cuerpo masculino, entremezclado del miedo, y otro aroma más singular, el de la luna.



Con desgano se sienta frente al espejo y peina su cabello mientras su mente divaga entre las imágenes del joven y de los días lejanos en las que solía contemplar las estepas del desierto, lejos de toda su... oscuridad, evitando que note como  las puertas de su habitación se abren con lentitud y aquel que durante siglos se había hecho llamar "su esposo" coloca un cuerpo inconsciente en el piso.



—Bebé, amor mío —susurra acomodando su camisa, mientras la joven se desangra en el piso. Con paso lento se levanta de su asiento y lo mira, curiosa de tan inesperado regalo.



—¿Qué deseas en esta ocasión? —pregunta con cautela mientras se acerca al cuerpo, la sangre que se derrama en su piso mancha sus delicados pies, se siente cálida aún, porque aún puede escuchar el sonido casi ausente de los latidos del corazón —esta muriendo.



—Por eso dije "bebé" —su amante camina hacia ella y le acaricia el rostro, levantando su cabello a su hombro mientras le señala con una mano el fruto aún fresco— no podemos beber sangre muerta... y aún está viva.



Lo mira largo rato y se arrodilla en el piso. Tomando la muñeca de la muchacha semi muerta, bebe de ella con lentitud, como si se tratará de un manjar ansiado y deseado. Bebe hasta saciarse mientras la vida de la joven se consume y pasa a ser parte de su cuerpo frío e inmortal. Siente la vida, por unos segundos, el sol que cae sobre su espalda, y entonces respira. 



Sus ojos cambian pronto de color, a un leve tono castaño, mientras se mira en el espejo, la sangre ahora mancha su boca, sus manos, y la ropa que usa, mientras a su lado, su esposo acaricia su cabello. Entonces una idea le cruza la mente con crueldad.Quiere ver al joven, quiere... beber de su sangre y se siente intrigada por ese mismo hecho. 



Se levanta del suelo se acerca al espejo, sin inmutarse en limpiar la sangre de ella. Se mira y vuelve a peinar su cabello, mientras Dominic se recuesta en la cama y mira sus uñas, su presencia la perturba e incluso la molesta, más allá de las viejas y casi olvidadas noches de placer que alguna vez compartieron, ahora se siente aturdida de él.



—¿Por qué? —pregunta mientras sin mirarlo directamente, tan solo observando por medio del reflejo en el espejo— ¿Por qué me eligieron? —Dominique la mira, intrigado y se levanta de su sitio, colocando una mano en su hombro y mirando su imagen a través del espejo.



—Eres especial.



—¿Eso que significa?



—Te gusta matar.



Ambos se miran porque entienden y entonces sujeta su mano con delicadeza, acercándolo hacia sus labios. Él gime de placer al sentir como ella perfora sus venas secas con los largos colmillos y bebe de su sangre, el placer es mutuo no obstante existe odio en el. Sin que lo espere Aubrey lo muerde con más fuerza y bebe de él hasta que el placer se convierte en dolor. Molesto retira su mano, y la abofetea alejándose a recoger el cuerpo inerte en el suelo.



—¡Algunas veces, eres una maldita! —le gritó, y ella ríe porque sabe que es así.



—Es tu culpa después de todo.



La abandona como todos siempre la han dejado sola, y se acerca a la ventana en un arranque de desesperación, las cortinas caen al suelo cuando las jala con fuerza, y una luz intensa la ilumina con intensidad, tan fuerte, tan gloriosa que la transporta nuevamente al pasado, aquel donde era feliz. 



Cierra los ojos y extiende los brazos, pero la luz no la desvanece, tan solo se encuentra aturdida por el continuo repiquete ruidoso. Abre los ojos y observa al helicóptero policial alejarse en medio de los grandes edificios de la ciudad. Estrechando su mano, frunce el ceño, y coloca una mano en el vidrio, la ciudad brilla... pero no como que desearía que lo hiciera.



Alejándose del lugar, se acerca hacia su armario, y toma, entre sus manos una sola chaqueta negra. Regresa a la ventana y la abre, el viento sopla con fuerza, moviendo su cabello alrededor de su rostro, sin esperarlo, salta al vacío. Desea cazar, y en el fondo de su mente, tiene la esperanza de que vuelva a encontrar a aquel muchacho.



Está segura de que lo va a encontrar. 








Continúa...

jueves, agosto 30

La reina, el caballo y el alfil §Capítulo 4§

Titulo: La reina, el caballo y el alfíl.
Capítulo: 4. La mano derecha.
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Original
Reseña: El origen del mal, el origen del caos se haya en los mismos que jamás han querido abandonarlo.

Capítulo IV §La mano derecha§

Su posición siempre había sido atrás del líder justo en su hombro derecho. Callado, observando y siempre atento a las miradas, las palabras, las acciones de los demás a su alrededor.

Acompañaba los aplausos, y llevaba a los mandatarios al final de la sala donde recomendaba qué decir, qué hacer, los halagaba o bien los regañaba. Él tenía el poder de hablar así con ellos: los hombres más poderosos del mundo.

La conferencia terminó como siempre con ese mar de aplausos, la prensa no podía esperar, querían preguntar más.

- El presidente no responderá nada hasta la conferencia de prensa programada. - respondió el hombre haciendo a un lado a todos con su tono imponente de voz.

El presidente se dedicó a extender el brazo para saludar a los que tomaban fotos y de inmediato entró a su pequeña e improvisada oficina.

- ¡Hay tanta gente! - exclamó contento - No pensé que tantos seguidores vinieran a este pueblo perdido.
- Señor, por favor no menosprecie este lugar.
- Por supuesto que no lo menosprecio Coverfield, pero estoy impresionado. ¿Sabes qué me pone a pensar? Que hoy más que nunca el pueblo desea mi reelección.
- No hay otra cosa que quiera más el pueblo - sonrió de forma confortante para el presidente. - De hecho las encuestas del día de hoy lo colocan 10 puntos por encima de su contrincante más cercano.
- ¿10 puntos? ¡Es increíble! - dio un golpe en la mesa - Hace 4 años estábamos a sólo 3 puntos. Con una separación de ese margen ya no puede haber error.
- A eso nos hemos estado dedicando todos estos años de gobierno, señor presidente.

El presidente hizo un ademán de felicidad y se sentó en un sillón que se veía bastante cómodo. Se estiró y sin motivo aparente se empezó a reir.

- ¿Pasa algo señor?
- No, nada Daniel. Es que no quepo de tanta alegría.
- Y eso es justo lo que necesita irradiar en las preguntas. ¿Ya sabe qué contestar?
- Por supuesto, me has entrenado muy bien. Tengo la seguridad suficiente para que el pueblo me vea y sepa que tiene que reelegirme.
- Me parece perfecto señor presidente. - le puso una mano en el hombro - Ahora, hablando de otros temas, le dejé unos documentos que necesito lea y firme.
- Claro, dejame leerlo.

El hombre le dio las hojas y el presidente se puso a leer sin mucha atención. Daniel se quedó de pie recargando en la pared, mirando los actos y cómo los ojos del presidente seguían las lineas del texto que le había dado.

Suspiró.

Ese era él: Daniel Coverfield. En ese momento asesor de campaña del hombre más importante del mundo, en otro momento jefe o asesor de guerra en Afganistan, Irak, Corea del Norte, Sudán, Israel, Vietnam, Francia, España, Inglaterra, Argentina, Rusia, Alemania. No importaba para nada el bando en el que estuviera, siempre estaría en el más conveniente para él mismo. ¿Qué ganaba? Generar muerte y destrucción no era su objetivo principal, pero una vida eterna lo habían llevado a ese camino.

Daniel tenía una memoria precisa que lo hacía recordar su niñez en Roma, su primer nombre (que con los años lo ha ido modificando), sus peleas en el campo de batalla luchando en el nombre de Dios, hasta la cruel forma en que ayudó al último Führer a crear los campos de concentración.

Ese hombre había visto pasar por sus ojos la creación de nuevas y más crueles armas de destrucción, era testigo de la crueldad del ser humano y de la infamia de la traición entre los mismos aliados. Él era responsable de grandes tragedias que jamás perturbaron sus descansos. No conocía la palabra remordimiento, culpabilidad y mucho menos el perdón. Para Daniel la gente era útil o inútil, necesaria o innecesaria. En el dilema del sobre el ser humano él no identificaba colores, todo era blanco o negro.

Los viajes al rededor del mundo le habían dado diferentes lecciones, algunas más sorprendentes de las que él mismo esperaba, otras sólo le remarcaban la estupidez de las personas. Al principio se avergonzó de lo que la gente era capaz de hacer por ganar. Le daba pena pensar que una parte de él era como ellos, aunque a la hora de cazar a sus victimas eso pasaba desapercibido: la inteligencia o la estupidez no cambiaba el sabor de la sangre.

El aroma, el sabor de la sangre era siempre exquisito. Un placer que la vida le había dado para disfrutar. Por extraño que pareciera él era un ser diferente a los demás. Daniel no usa la sangre para sobrevivir, no tiene ninguna pelea con el sol, descansa por las noches y disfruta de las mujeres tanto como se le ofreciera la oportunidad. No había nada que lo detuviera, ni el tiempo, el sol ni la sangre. Durante mucho tiempo se creyó invencible.

Pero un siglo antes se dio cuenta que no lo era.

Aun venía a su mente el rostro de aquella mujer: hermosa, delicada, un ejemplar único entre su larga existencia. Orgullosa, valiente, creyente de sus convicciones, terca y muy inteligente. Probablemente la única persona que vio capaz de seguir su paso en la larga mortalidad.

Curioso que siempre al recordarla al mismo tiempo tocaba su cuello. Esa mujer le había formado esa cicatriz casi imperceptible, invisible para todos, pero profunda para ese hombre, honda para el orgullo y el ego del asesor del presidente. Esa mujer intentó matarlo, y lo hubiera hecho si hubiera sabido que el fuego era lo único que podía acabar con él. Neófita e incrédula que sólo creó un monstruo lleno rencor, de odio y con sed de venganza.

- Daniel, aquí hay algo que no entiendo - interrumpió el presidente los pensamientos y recuerdos de aquel hombre que se acercó a él.
- ¿Qué pasa señor?
- ¿Qué significa esta clausula?
- ¿Cuál? - le señaló con el indice - Eso ya lo habíamos discutido señor.
- No, tú y yo habíamos hablado de enviar tropas de paz para evitar la división.
- Y eso es justo lo que dice. La Organización de las Naciones Unidas será la encargada de negociar la paz.
- Pero, aquí dice que en caso de que la ONU no logre conciliar las partes...
- El país tiene el derecho sobre la organización para decidir lo que es mejor para ese gobierno errante. Para ello tendremos lista a nuestra armada. - El presidente miró con duda a Daniel - Señor, no hay nada de qué preocuparse, esa es sólo una medida extrema. Confiemos en que la ONU logre un acuerdo de paz. - el mandatario asintió mientras seguía viendo el papel - ¿Pasa algo señor?
- No. - Se quedó pensando - ¿Sabes lo que podríamos lograr con un acuerdo así? Sería la paz después de tantos años. ¿Te imaginas que alguien se quiera aprovechar e invadirlos? Nadie quiere tampoco que un país con tantas minas de diamantes se separe.
- Por supuesto que no señor. Nosotros nos encargaremos de eso. Después de todo, sólo somos emisarios de la paz. ¿No es así señor Presidente?

El presidente miró a Daniel y asintió. Tomó la pluma con firmeza y firmó el acuerdo. Miró el reloj, dejó la pluma y se puso de pie.

- Muy bien, creo que ya es hora de la conferencia de prensa.
- Así es - Daniel tomó los papeles y los guardó en un portafolios que selló de inmediato - ¿está listo para ser reelecto señor?
- Más que nunca.

Daniel abrió la puerta y el presidente salió rodeado de prensa que lo abrumaba de preguntas. Daniel se colocó a un lado, a su derecha. tomó posición callado, observando y siempre atento a las miradas, las palabras, las acciones de los demás.

A veces todavía se preguntaba Daniel porqué estaba ahí, ¿Qué ganaba? Ganaba posiciones, ganaba piezas, ganaba las diferentes partidas que se proponía. Porque para él la vida era como un tablero de ajedrez donde todos quieren ser el rey, pero él no. Prefería ser como el caballo, a la derecha del rey, mirando todo y listo para atacar sin más limitaciones que las que él mismo se ponía.

Y los límites era algo que él no conocía.

La reina, el caballo y el alfil §Capítulo 3§

Titulo: La reina, el caballo y el alfíl.
Capítulo: 3. Tentaciones.
Autor: Sabrina Knight/Vejibra Momiji
Fandom: Original
Reseña: La tentación de un beso, la tentación de una caricia. La verdadera tentación es la de volver a sentir.

Capítulo III §Tentaciones§

La invito a pasar. La miraba con atención, como si la estudiara y analizara cada detalle de su figura y de sus emociones

- No es luz verdadera - aclaró señalando las cortinas negras que se encontraban cubriendo cada ventana. La luz del día podía ser mortal si no se cuidaban y aun asi en días como aquellos donde no habia sol, prefería simplemente iluminarse en su apartamento. -¿Que es lo que deseas? -susurró con una sonrisa, aunque realmente no era sincero en su pregunta, pues el mismo la había atraido a su hogar.

Ireri volteó riendose de la ironia.

 - Yo no quiero nada, no tengo la necesidad, soy una muerta viviente - lo señaló - como tú. - La chica dejó su bolsa a un lado y se sentó en uno de los divanes. - Me intriga lo que tú quieres. ¿Por qué me envíaste esa tarjeta? Él no se sentó, sólo se le quedó mirando. - Por favor, dime. ¿Qué es lo que tú quieres de mi?

Hubo un largo silencio entre los dos, silencio apacible, típico de ellos, tan natural que él sólo se limitó a curvar sus labios en una media sonrisa, mostrando un poco sus colmillos

- Curiosidad - susurro. El azul de sus ojos azules se intensifico. - ¿Nunca has sentido curiosidad? - se acercó a ella y la miró intensamente. - Estamos muertos y siempre estamos solos ¿Nunca te has preguntado qué hay más allá de todo esto?

- Todo el tiempo... - dijo tratando de no dejarse llevar por la mirada del hombre frente a ella - Pero no he hayado una respuesta.

Ireri se hizo para atras y caminó a la cocina del hombre. Se acercó a la barra y miró el cenicero con varias colillas, copas de vino vacias y botellas arrumbadas en una esquina. Volteó y él ya estaba ahí, detras de ella.

- Yo dejé de buscar una respuesta.

Habia un silencio mas profundo en sus palabras tan nitidas como el agua tan claras como el invierno - Si es asi... ¿entonces por qué no buscas una nueva.?

Ethan la miró un largo momento mientras sus manos se dirigian a la curvatura de su cintura, y sonreía una vez más. Parecía que tenía en mente demasiadas cosas, pero  a la vez no se atrevió a declarar nada. No obstante se alejó, y fue a buscar una botella de vino, y la abrió.

-Siempre he pensado ¿Por qué buscar respuesta a una pregunta que no tiene sentido? - tomo una copa de vino y deposito el suave líquido rojo en ella, entregándosela lentamente -¿Que tal si... iniciamos una nueva?.

Por un momento ella se quiso dejar llevar, el toque, frío pero firme de esas manos, de esa mirada.

- ¿Un nuevo sentido? - dijo cuando reaccionó, Ethan se servía su copa de vino y apenas subió su mirada - ¿Tú qué has encontrado para querer perder?

Se sorprendió a su pregunta, pese a que no tenia la menor idea de porque estaba actuando de esa forma, que quería el realmente con esa situación, con esa seducción que ejercia y que durante siglos habia evitado. Su naturaleza de vampiro le llamaba y le atraia, era viejo, podía sentirlo, ella era joven y aun mantenia la melancolia de todo vampiro joven... y aun asi, solo miro sus ojos, y se sintio intrigado.

Tras pensarlo, sonrio, y bebio de su copa lentamente.

- En la vida...- murmuro intrigante- no tenemos nada que perder. ¿Por qué no ganar o perder una "vida"?

Ella sonrió al escuchar el comentario.

- Todo el tiempo - se acercó a él - cuando nos alimentamos, terminamos una vida, pero la de nosotros es un martirio sin fin. - Se inclinó hasta llegar a la barra donde él se encontraba - ¿Qué es lo que quieres de mi? - Él la miró y esbozó una sonrisa.
- ¿Quieres más vino? - preguntó
- Te lo agradecería. - Ireri siguió mirando la casa. Era grande, espaciosa y... a su olfato llegó el olor de carne, sangre. - creo que... - señaló la puerta - tienes visitas...

La miro dudando, y fue hacia la puerta, no obstante no encontro a nadie. La miró largo rato y suspiro:

- Tal vez solo fue tu imaginación - aunque el aroma estaba en el aire. Se intrigo por varios minutos y se acerco a ella - La sangre sólo es un elemento esencial, pretender que estamos vivos es la respuesta. - sonrió y tomo el vino. No tenia sabor ni olor en sus labios muertos, pero era suficiente.

Se quedaron mirandose el uno al otro largos segundos que parecieron eternos, hasta que el se atrevio a hablar:

- ¿Qué buscas tú? - murmuro levemente - cuando te vi el otro día parecía que buscabas algo.. aunque en realidad podia ser que yo te buscara a ti.

El olor continuaba a pesar de que Etha no encontrara nada. Decidió ignorar el hecho.

- Salud entonces - chocó su copa con la de él - parece ser que la busqueda rinció frutos. - pasó el vino por sus labios humedeciendolos - ¿Sabes cuantos de nuestra clase conozco? - Ethan lo negó - contigo tres. El que me hizo, tú y yo...

Miró la copa de cristal, aspiró el olor a sangre que aun se sentía en el rumbo y tomó el vino pensando que era sangre.

- La soledad ha sido muy larga.

La miro un momento y con su permiso, acaricio su mejilla

- Tal vez, demasiado larga - miró sus labios y se alejo, pues tenía una confusión en la mente que no debía tener en cuenta. En ese momento. Entonces tomo su mano entre sus dedos y la llevo a sus labios, como el caballero que era, el que había vivido mucho tiempo - y en todo caso. ¿Te paresco interesante?

Era curioso cómo ese olor que aun persivía la estaba embriagando, como si el vino tuviera efecto sobre ella. Notó le gesto y ella se dejó llevar.

- Me pareces interesante, misterioso... - se mordió un labio al mismo tiempo que dejó la copa a un lado y se acercó a él. - un especimen tan extraño que por eso mismo estoy aquí.

Tocó su mejilla con las yemas de los dedos, su piel era porcelana pura, suave. Se acercó cada vez más a él. Ese olor que tenía, del que estaba impregnado.

- ¿Qué sorpresas tienes...?

Se inclino un poco hacia ella, sus ojos azules brillando con fuerza e intensidad, como si la naturaleza misma de su creación asi lo hubiera diseñado, un momento etereo para ambos que durante mucho tiempo habían buscando algo más en su soledad inmediata, entonces deslizo un dedo sobre sus labios y suspiro en su aroma. Estaba a punto de cometer una locura, cuando una voz habló del interior de su habitación.

-¡Ethan! - grito la vocita de una niña de entre sus 14 años. Ethan soltó a Ireri y el aroma, asi como el dulce encanto desaparecio. La muchacho la miró incredula, y un poco avergonzado, no obstante reaccionó inmediatamente -¿Quién es esta?

Ireri se hizo para atrás y miró con los ojos bien abiertos a la chica que estaba ahí.  Miró a Ethan y de pronto se tapó la nariz como si la chica apestara.

- Hice una pregunta - insitió - ¿Quién es esta?
- Es... una amiga.
- Sí, eso soy. Una amiga que llegó en el momento menos adecuado.

Chloe miró inquisitivamente a la mujer mientras la inspeccionaba. Ireri no pudo más y fue por su bolsa.

- Creo que mejor yo me voy...

Ethan sostuvo la muñeca de Ireri
- Quédate - y miró a la pequeña detras de ellos - Ve a tu casa - la niña tomó una manzana y entonces frunció el ceño.
- Es como tú. No necesito sentirme desprotegida. Es... como tu - molesta y algo ignorada la chica le lanzó un pan a Ethan, a lo que el vampiro bufo un poco molesto, pero sin soltar a su visita.
-¡Ve a casa Chloe! - la niña subió los hombros y miró a la vampiresa.
-Que tiene de buenas las vam... - con un rapido movimiento, Ethan sostuvo a la pequeña de la boca y la llevó con el hacia la habitación, encerrandola ahí. Cuando miro en dirección hacia su cocina, Ireri habia desaparecido, así que tomando su chaqueta la siguio rapidamente, tenia que alcanzarla.

Ireri cruzó la puerta y comenzó a respirar tan fuerte como pudo para quitarse el olor de esa niña.
¿Pero qué hacía esa niña ahi? ¿Acaso era una clase de diversión para ese vampiro? Ireri dio una fuerte patada a la pared. Se sentía tonta y debil. Siempre podía controlarse, pero ese olor la embriagó e hizo que el apetito apareciera y...

- Espera... - Ethan la tomó de la muñeca. Estaba tan distraida reclamandose que no se había dado cuenta de la presencia de él.
- ¿Qué quieres que espere? ¿Qué era lo que pretendías con una niña ahí? ¿Qué acaso es tu provisión de alimento?

La miro asustado.

-¿Qué? –se agitó un poco y miro a Ireri a los ojos -No. Chloe no es mi alimento...- pero la vampiresa no aceptó su respuesta y trato de alejarse de él. Así que le sostuvo de la muñeca y para que no los vieran la llevo a un callejon oscuro. - Cuido de ella, viene a visitarme. No me alimento de ella.

Ireri se trató de soltar pero la fuerza de Ethan era mayor que la de ella.
- Muy bien, perfecto ¿Pero sabes a lo que expones a una chica así? Peor, sabiendo bien qué eres tu y qué soy yo.

Ella se soltó.

- ¿Qué es lo que quieres de una niña así? ¿Cómo puedes cuidarla y no...? De verdad, Ethan, ¿Qué es lo que quieres de mi?

Ella hablaba rapido, agitada, asustada de lo que esa niña había despertado en ella. Le asustaba lo que ella misma podía hacer.

- No le pasará nada - murmuró y era una historia larga, muy larga - cuido de ella, y la protegeré de ti, si es necesario. - habia seriedad en sus facciones - porque se lo debo. - Sin que ninguno se diera cuenta, la noche comenzó a irse, la oscuridad, y las sombras y el pasado. Ethan acarició su rostro - no lo sé... no sé que quiero de ti.

Ireri se quedó un largo rato callada, analizandolo, el olor se había ido, se revolvía con el de la ciudad. Lo miró severa y se quedó pensativa. ¿Quién lo iba a decir? Ella ya no se había encontrado en una situación así desde hacía siglos.
- ¿Qué le puedes deber a una niña? Su vida no ha sido muy larga como la de alguien como nosotros.

Sonrió. Era una historia que ahora ella no podía saber

- Sólo se lo debo -murmuro, y no se referia a la niña sino a quiénes estaban detrás de ella, siglos y siglos de sangre, de familia, de pecados y horrores. - ¡ Quédate! -murmuro levemente en su oido - no prometo nada... solo.. un inicio.

La mujer había tardado siglos en encontrar alguien como ella, sabía que no podía darse el lujo de abandonar las cosas por que si.  En realidad no necesitaba explicaciones por más que quisiera exigirlas. Se encogió de hombros.

- Yo tampoco te puedo prometer nada. No estoy acostumbarada a algo así.

Ethan torció sus labios en forma de sonrisa e Ireri lo imitó.

- Pero los inicios... - se acercó a él - son un buen comienzo.

De nuevo él, esa provocación y ese aroma.

Sonrio un poco y se atrevio a besarla, no en la boca, sino en la palma de sus manos, deslizando sus labios por entre sus dedos. Se alejó de ella y murmuro, casi con una voz misteriosa, cautivadora y electrizante.

- Nos veremos pronto - Tenia ideas en su mente. Ideas extrañas de un mundo mejor, le gustaba aquella vampiresa, pero lo que intentaba hacer era borrar su pasado y por ahora su pasado no lo podia dejar.

Ireri lo miró un instante tratando de no dejarse llevar por esa corriente eléctrica que había prendido su piel. ¿Podría evitar simplemente no dejarse llevar? El ruido de algunas aves madrugadoras comenzó a hacerse presente.

- Es mejor que me vaya.
- Esa no es una respuesta.
- Nunca hubo pregunta. - ella sonrió y apretó su mano con la de él. - Necesito marcharme. - Él asintió y ella se encaminó a su automóvil. De pronto se giró - ¿Te puedo pedir un favor? La próxima vez que nos veamos no traigas a ninguna niña desamparada. No me gusta comer adolescentes.

Se rio un poco, levemente, curvando la comisura de sus labios en algo similar a una mueca. Movio la cabeza afirmando, no necesariamente tenía que decir "si". Ella entró a su automóvil y se fue alejando tan rápido como podía sin dejar de ver el espejo retrovisor hasta perderlo de vista. A pesar de todo estaba extrañamente contenta, como si con una varita mágica alguien le hubiera dibujado en el rostro una sonrisa.

Ireri suspiró fuertemente, sabía que apenas, para la gente normal empezaba el nuevo día y probablemente para ella el día seguiría siendo eterno. Aunque inexplicablemente en su cabeza le llegó de lleno la idea.

- Es un nuevo día.

miércoles, agosto 1

Beyond the past §Capítulo Uno§

Titulo: Beyond the past
Capítulo: Rutina
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Card Captor Sakura//Original
Reseña: El pasar de los años es el más pesado en nuestras vidas.

§Capítulo 1. Rutina§

Su reloj como todos los días sonó a las 5 de la mañana. Abrió los ojos, se levantó de la cama y se cambio su pijama por un pantalón deportivo.

Salió de su cuarto con todo el silencio que pudo para no despertar al ser mágico que aún dormía con ella y que roncaba a todo pulmón.

Ya en la cocina la chica tomó su mandíl y empezó a lavar los trastes de la cena, al mismo tiempo puso a hervir el agua para el té.

El reloj aún no marcaba las 5:30 cuando la chica había lavado ya los trastes, sacudido el polvo y levantado todo lo que estaba en el piso. La tetera ya anunciaba que estaba lista y ella colocó una taza y unas pastillas en una charola, tomó la tetera con cuidado y sirvió el té, le dio el visto bueno a la charola y antes de llevársela le colocó una flor que le diera vida.

Tocó la puerta del cuarto de su padre que ya la esperaba sentado en su cama.

- ¡Papá, te dije que no hicieras esfuerzos!
- Sólo me levanté un poco Sakura, no levanté un camión.
- Pues como si lo hubieras hecho - le regañó y se acercó a darle un beso en la mejilla - ¿cómo amaneciste?
- Bien Sakura. - la chica puso la charola en las piernas de su padre - Tuve un sueño con tu madre.
- ¿En serio? - ella se sentó a un lado y lo miró tomarse su pastilla. - ¿Qué soñaste?
- Lo de siempre, que estaba con nosotros cuidandonos.
- Siempre nos cuida Papá. - le dio un beso en la frente - siempre está con nosotros.

El padre de la muchacha sonrió y ella sin más palabras salió de su cuarto y continuó la rutina del día.
A las 7 de la mañana Sakura regresó de correr unos kilómetros y regresó a casa a darse una ducha y preparar el desayuno de los tres seres que vivían ahí: su padre, Kero y ella.

Le llevó el desayuno a la cama a su padre y le ayudó a sentarse en su silla de ruedas para que pudiera moverse en su casa. Kero no tardó en oler la comida y bajar volando para terminar con todo lo que vio a su paso. En tanto que ella sólo se sentó a comer su cereal.

A las nueve de la mañana sonó el timbre de su puerta y justo terminó de maquillarse en ese momento. Se acomodó el cabello y se miró perfecta en el espejo para recibir a quien llamaba.

- ¡Buenos días Sakura!
- ¡Buenos días Yamasaki! - ambos se saludaron de forma cordial inclinándose.
- Hoy estás muy hermosa.
- Muchas gracias, tú te ves bien.
- ¿Yo? ¿Con estos trapos? Claro que no. - sonrió modestamente - bueno, tengo que contarte que de hecho esta ropa es de mi abuelo, él fue militar de la segunda guerra mundial y un día encontró escondido dentro de una casa una gran fortuna de un extranjero que vino a morir en Japón, aunque el extranjero llegó antes de la primera guerra, pero todo lo enterró. Parecía que era un mago porque había cosas que uno no podría imaginar y...
- ¿Yamasaki? - interrumpió la voz del hombre que bajaba en el elevador de su silla de ruedas.
- Señor Kinomoto, buenos días.
- Escuché desde mi cuarto tu voz y quise bajar a saludarte.
- Siempre es un placer señor.
- Me estaba contando de un tesoro que encontró su abuelo en la segunda guerra mundial.
- ¿Un tesoro? ¡Qué interesante!
- Oh bueno, señor Kinomoto, ya sabe que yo siempre tengo algo interesante que contar.
- Eso lo sé Yamasaki. Bueno hoy comienzan con la clase?
- Así es - respondió Sakura - va a ser todo el verano.
- Vaya, esos cursos para entrar a la universidad siempre han sido muy exhaustivos. Pero es su futuro y nada me gustaría más que verlos como todos unos profesionistas. Vayan con cuidado.
- Sí papá - le dio un beso en la mejilla - llego en la tarde - tomó una pequeña mochila. Yamasaki se despidió del padre de Sakura y ambos salieron de la casa.

Apenas avanzaron una cuadra Yamasaki le tomó la mano a Sakura. Ella lo miro y sonrió apenada.

- ¿No quieres que te tome de la mano?
- No, no es eso - aclaró ella - aún no me acostumbro.
- Tranquila Sakura - le apretó la mano - no tiene nada de malo. Es lo que cualquier pareja haría.
- Lo sé y creeme que no pienso que sea malo...
- ¿Entonces?
- No sé.
- Yo creo... - miró para todos lados y al ver que nadie los observaba la tomo del rostro - que un beso lo cura todo - Sakura sonrió y Yamasaki acercó sus labios a los de ella para darle un ligero beso.

Sakura se dejó llevar y lo miro sonrojada.

- Sí, también creo eso - ambos chicos se miraron tiernamente y se volvieron a fundir en un beso largo y lleno de suspiros.

En la clase de preparación ambos chicos estaban sentados anotando lo que había en el pizarrón. A ambos les faltaba un semestre para entrar a la universidad y en dos semanas serían los exámenes, así que no tenían mucho tiempo que perder más que estudiando. Yamasaki había decidido casi desde niño que estudiaría derecho, eso de hablar y persuadir a la gente se le daba muy bien y además lo disfrutaba.

Para Sakura la decisión había sido muchísimo más complicada. No sabía que quería estudiar, vio varias opciones, fue a cursos y estudió muchos libros buscando saber en qué era buena. Al final decidió que su vida estaría destinada a salvar vidas, en especial la de los niños, le encantaba su inocencia.

La siguiente hora de preparación les tocaría separados, así que Yamasaki le dio un beso en la mejilla y se cambió de salón.

Siempre que se separaba de Yamasaki era que Sakura se daba cuenta de cuanto lo quería. Era un chico que siempre había estado en su vida. Al principio ella creía que él se burlaba de ella cuando empezó a cortejarla, siempre con un obsequio, con historias súper interesantes y la atención que no había recibido de nadie. Claro que Sakura no había dudado en rechazarlo, lo hizo dos veces, la primera porque según ella esperaba las cartas de... Bueno, esperaba unas cartas que jamás llegaron, decepcionada la segunda vez lo rechazó pensando que eso del amor no era para ella. Sin embargo Yamasaki jamás se rindió y Sakura se dio cuenta de cuánta falta le hacía, así que en la tercera ocasión, Yamasaki armado de valor estaba listo para un nuevo rechazo, pero recibió a una Sakura que ardía en ansias de aceptarlo.

Ellos desde entonces no podían dejar de estar juntos, de quererse, de llamarse todo el tiempo. Sakura lo quería mucho, quizás más de lo que amó a...

Cuando salió de la clase Yamasaki ya la esperaba fuera del salón empezaron a platicar sobre las clases, y decidieron ir a comprar un helado. Llegaron al parque tomados de la mano y se sentaron en un banca.

Sakura estaba nerviosa por el examen, sabía que era muy difícil y temía no poder pasarlo.

- Tranquila Sakura, eres muy inteligente, vas a pasar el examen, lo haremos los dos. Además no creo que la universidad sea tan tonta como para no querer a una atleta, animadora, a alguien tan bella y lista como tú.
- Lo dices tan fácil.
- Es fácil. Hemos estudiado lo suficiente y somos muy inteligentes y... - frunció el ceño y miró detenidamente a la chica - A ti lo que te preocupa es otra cosa ¿verdad? No me engañas, yo sé que estás preocupada por tu papá.

Sakura bajó la vista.

- Sakura, no te preocupes por él, tu papá es muy independiente y todo lo puede hacer por él mismo.
- Yo sé que puede, pero me preocupa que un día no pueda, si nos aceptan en la universidad ¿sabes a la distancia que está de mi casa? Mi papá me dijo que lo mejor sería que rentara cerca de la facultad porque perderé mucho tiempo en viajes y...
-Sakura... - el chico tomó su mano - ya tengo un plan. Mira, mi mamá ha dicho lo mismo y le dije que lo mejor sería que con lo que me daría para rentar cerca del campus, mejor me ayudara a comprar un coche. Vendré por ti todos los días y nos iremos y volveremos juntos, así tu no te preocupas de las distancias y yo sabré que estás bien. Ambos podremos ir y venir con nuestros padres sin descuidar los estudios. - la chica sonrió enternecida y le apretó la mano - También te enseñaré a conducir ¿qué dices?
- Yamasaki yo...
- No quiero escuchar negativas Sakura Kinomoto, vamos a hacer esto por los dos ¿qué dices?

Sakura le plantó un beso en los labios.

- No sé que haría sin ti Yamasaki.
- Ni yo sin ti Sakura... Te quiero mucho y quiero que siempre sonrías, así como lo haces.

La chica sonrió apenada y se recargó en su hombro.

- Yo también te quiero mucho. - Yamasaki sonrió y recargó su cabeza en la de ella.

Ya comenzaba a caer la tarde cuando llegaron a casa de Sakura, Yamasaki no quiso pasar, se les había hecho tarde y su madre se preocuparía, así que la dejó en la puerta, Yamasaki le dio un beso en la mejilla de despedida y ella entró.

- ¿Qué horas es esta de llegar jovencita? - preguntó indignado el león en forma de peluche - una jovencita decente avisa que va a llegar tarde.
- Basta Kero, sólo estábamos en el parque.
- Pues tardaron mucho, no sé qué estaban haciendo...
- Nada malo si a eso te quieres referir. ¿Y mi papá?
- Dormido.
- ¿Dormido? - miró su reloj - es muy temprano.
- pues si, pero estuvo haciendo sus ejercicios y...
- ¿sus ejercicios? ¿está loco? Le dije que me esperara. No debí tardar tanto...
- Tranquila Sakura, él puede hacerlo.
- ¡Claro que no! ¿que no ves su condición? Él no debería esforzarse tanto.
- ¿Por qué no?
- Porque él me necesita. ¡Tú qué sabes! - e ignorando que Kero fuera a contestar subió al cuarto de su papá.

Abrió la puerta del cuarto de su padre y efectivamente estaba dormido con la televisión encendida. Apagó el aparato y acomodó las cobijas para cubrirlo bien.

Sakura sabía que Kero tenía toda la razón: su padre podía hacer todo por él mismo. Pero a partir del día del accidente, cuando Fujitaka cayó de unas ruinas lastimandose las piernas y unas cervicales, Sakura había decidido hacerse cargo de él. Touya regresó de Nagano sólo para arreglar la casa donde vivían, pusieron el ascensor para la silla, rampas en lugar de escaleras y las cosas difíciles de alcanzar las acomodó para que su padre pudiera seguir siendo tan independiente como antes. Pero eso no le importó a Sakura.

Ella decía que su hermano había tenido buenas intensiones, pero que la mejor manera de que Fujitaka siguiera con su vida era estando en ella, finalmente Touya regresó a su casa dejándolos solos. Fue entonces que Sakura empezó a vivir para atender a su padre.

Fujitaka no estaba de acuerdo con ello, siempre buscó su independencia a pesar de su condición. Pero Sakura era más terca que él, además la misma soledad que estaba viviendo su hija hizo que supiera que ella no iba a cambiar de idea.

Sakura entró a su cuarto y se acostó en su cama. Cerró los ojos e intentó relajarse para dormir al igual que su padre. Escuchó que abrieron la puerta y supo que era Kero. Se hizo la dormida. El pequeño león se acostó a un lado de ella. Sakura se sintió culpable, no le gustaba hablar fuerte, pero de un tiempo en adelante que perdía los estribos rápidamente.

Kero empezó a acomodarse de tal forma que quedó a un lado de Sakura, extendió su pequeño bracito y la abrazó. Ella sonrió e intentó relajarse.

Su vida se había convertido en una rutina, nada ni nadie la podía ya comprender. Tenía casi siete años sola. Todos aquellos que la acompañaban habían tomado rumbos diferentes: Tomoyo, Eriol, su hermano, Yukito... sobre todo él, aquel que había dicho querer, amar, a quien iba a esperar eternamente. La eternidad terminó pronto.

De no ser por Yamasaki, Sakura en ese momento se encontraría perdida. La habían abandonado de una forma tan cruel, sin avisos, nadie se comunicaba con ella, era como si se hubiera creado un cerco a su  alrededor impidiéndole tener contacto con el mundo, con aquellos a quienes amaba.

Había buscado olvidar. Olvidar era el método más fácil para que el corazón le dejara de doler. Olvidaba a sus amigos, olvidaba lo que era el amor, olvidaba la magia, incluso se olvidaba de ella misma.

Sin que se diera cuenta Sakura comenzó a derramar lágrimas que rodaban por sus mejillas. Cada vez que recordaba su soledad la tristeza la invadía, la melancolía, el rencor, el coraje, el odio... Sakura tuvo que contener la respiración entrecortada de su llanto para no despertar a Kero.  No podía mostrarse débil, no lo había sido y no lo iba a empezar a ser ahora.

Kero se movió y sin abrir los ojos, aun dormido se fue volando a su pequeña caja que le servía de cama. Así era siempre, Sakura se tapó la boca, se encorvó en su cama ocultándose bajo todas las cobijas y empezó a llorar hasta quedarse dormida.

A la mañana siguiente el reloj volvió a sonar a las 5 de la mañana. Abrió los ojos, se levantó de la cama... y su rutina volvía a empezar.

domingo, julio 22

Beyond The Past {Preludio}

Titulo: Beyond The Past
Capítulo: Prólogo
Autor: Vejibra Momiji
Fandom: Card Captor Sakura/Original
Reseña: Existen pecados, que no pueden ser olvidados.

Prólogo

El silencio de la noche, me tiene inquieto. Sé que ha llegado el momento,  y aún así me niego a creerlo. Los guardianes se encuentran dormidos, y los hilos del destino se mueven, como aquellas manijas en el gran reloj de madera. 
Falta poco para que el silencio acabe. Sin embargo, no alzo la mirada, no puedo hacerlo, afuera está nevando, y entre el frío que corrompe en mis huesos, mi mente se transporta a otro sitio, otro tiempo... un lugar más cálido.

Pese a todo esto, no es fácil escribir sobre nuestros logros, mucho menos escribir y describir nuestros errores. Tenemos una vida corta y una condena larga. La larga búsqueda sobre lo correcto, me ha hecho encontrar más cosas incorrectas. 

Sin embargo, el problema jamás ha sido equivocarse, sino admitir que me he equivocado.

La calidez de un corazón es fácilmente destructible. La sonrisa de una mujer se puede borrar en un segundo. Las palabras se las lleva el viento, pero el odio es inmortal. Tardamos tiempo en encontrar ese punto en donde nuestro corazón se rompe, se corrompe. Pero cuando lo hayamos jamás lo podemos volver a armar.

¿Así es el amor? ¿Así es la vida, el odio, el rencor?

Pese a lo que muestre el reflejo del agua, estoy convencido de que todo tiene solución. La muerte nunca ha sido un impedimento, la muerte es una salvación, es la resurrección de nuestras almas que olvidarán la condena de nuestros errores, de nuestros males, de nuestros pesares.

Tampoco hay odio que desequilibre lo que con amor se forma. El odio tiene que ser olvidado, superado con el maravilloso poder que crea, que transforma. El amor construye, el amor fortalece y permite que finalmente las almas se encuentren de nuevo.

No hay maldición que pueda contra el amor, y es un sentimiento puro, del cuál todos hemos sido presa. 

En está distancia y anhelo me he permitido ser un poco orgulloso, tal vez, un día sepan comprenderme o no del todo, pero en una nueva vida, las cosas podrán encontrar un balance, y en mi estado de ánimo tal vez aseguro que un día, quién ha de seguir mi propio camino, pueda encontrar lo que realmente debe protegerse.

Si el amor es tan valioso como dicen, que incluso me ha hecho capaz de mover el tiempo y el espacio... todo solo... por un instante; para tocar aquellas delicadas ebras de cabello oscuro... entonces que sea asi. 

Es mi hora ya, la nieve congela el espacio en esta habitación y la llama de mi lámpara está desvaneciendose.

Finalmente, todos los hombres hemos sido condenados sea por el agua, el fuego, el aire o la tierra, no obstante podremos encontrar justicia o lo que deseamos. 

Ahora, mientras escribo estás últimas palabras, no estoy seguro de que se entenderán. Solo quiero decir, que todo lo que hice, lo hice porque así debía suceder, no lo niego, no lo negaré. 

Tal vez mi único capricho haya sido ser cegado por aquel delicado "esplendor" de verano.

Clow.





Continúa

sábado, junio 23

Beyond The Past {Indice de Capítulos}

"El pasado es un prólogo."


Título: Beyond the Past
Fandom: Original/Card Captor Sakura/Fanfiction
Personajes Principales: Sakura Kinomoto, Tomoyo Daidouji, Shaoran Li, Eriol Hiiraguizawa, Shu Lai, Matt & Alpha Macgregor.
Status: En progreso

Sinopsis: Han pasado siete años desde la última vez que Sakura Kinomoto tuvo que usar el poder de las cartas y ha tenido que vivir una vida normal. La magia ha ido desapareciendo al igual que sus amigos Tomoyo, Eriol y su viejo amor Shaoran. 


Ahora Sakura se prepara para las vacaciones de verano con la única incógnita de qué estudiar en la universidad.  Pero el destino y los reencuentros le harán darse cuenta que la magia jamás la ha abandonado, y que nunca podrá librarse de ella.


{CAPÍTULOS}

Preludio | Capítulo 1 |

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