~ BEYOND THE PAST ~
A CARD CAPTOR SAKURA FANFICTION
Capítulo: Malas decisiones.
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Card Captor Sakura/Original
Reseña: La vida es algo más de lo que creemos escrito.
§ Capítulo 4: Malas decisiones. §
Para Eriol ver los libretos que llegaban a su correo electrónico era ver el tipo de vida que adoptaría en los próximos días.
A veces le gustaba adivinar qué le tocará ser: el bueno, el villano, tal vez le tocaría ser un bit, ese papel que un extra no puede hacer porque no sabe pronunciar la frase justa, o tal vez sólo por exigencia del director. Cómo fuera, el oficio que adoptó le servía día con día para olvidar quién era en realidad, le funcionaba para dar a la fuga su mente y ser otra persona... esa era la maravilla de ser actor.
Leyó con cuidado cada una de las cuartillas, cada una de las escenas. Era un guión corto y bien cuidado. Nada extraordinario, pero extrañamente preciso a lo que él en ese momento estaba sintiendo: la soledad.
Dejó de leer a la segunda escena, no podía con un trago amargo a menos que tuviera un café a su lado y un cigarro en su boca. Se levantó y se sirvió una taza, abrió un cajón y destapó una nueva cajetilla, sacó un cigarro y se sentó frente a la pantalla, prendió el cigarro y se preparó para leer cómo un escritor se le ocurrió la idea de escribir la vida del joven inglés, mago por destino y ermitaño por decisión.
El amor había llegado a muy temprana edad, demasiado temprana para esta vida y algo tarde para la otra. Esa mujer era hermosa, inteligente, madura y sobretodo tenía la capacidad de entender algo tan incomprensible como la magia y las vidas pasadas.
Ellos habían decidido hace varios años vivir juntos, unir sus vidas para siempre y compartir todo aquello que pasara en su día a día. El amor entre ellos era fuerte, parecía casi divino, además, sin importar la diferencia de edades, ellos se veían perfectos, lo eran y parecía que nada lo cambiaría...
Pero cambio.
Para alguien tan joven como él el amor no es algo eterno. Las cosas cambiaban igual que su humor, que la temperatura de su café. No había algo seguro.
Primero fueron las diferencias entre el color del tapiz, después el lugar de la cama en la habitación, luego el día de la boda, el lugar de la ceremonia, la cantidad de invitados. En pocos días el olor de su perfume le parecía repulsivo, la forma de beber el café le molestaba, incluso saber que llegaría a casa le causaba fastidio.
Por un momento meditó mucho lo que sentía, no era normal, al contrario, le parecía algo que él no haría, algo que Clow no permitiría. Empero no dejaba de sentir y a veces sentía de más.
Decidió salir, irse de donde estaba, huir. Eso quería, huir para poder pensar las cosas que tanto le atañían la cabeza. Huyó a París para que el olor del café y el ambiente de glamour lo hicieran cambiar de parecer.
Pero cuando puso el primer pie en tierra se sintió como otro. Era otro.
Fijó los ojos en esa hermosa mujer, esa chica que parecía una mariposa, una hermosa madona que provocaba en él deseos que no conocía y no pretendía desmenuzar, sólo quería vivir cada sensación que ella le provocaba. Seducirla fue fácil porque al final él también sintió que cayó en sus redes.
Aunque la realidad era más fuerte que la ilusión de esa mujer que dormitaba desnuda en su cama. Volvió sin decir adiós, sin pensar en nadie más, lo único que él descubrió fue que ya no amaba a esa mujer que lo esperaba en casa.
Decidió interrumpir los planes, hablar con ella y contarle lo sucedido: el amor se había terminado.
Continuó la tragedia. Ella exigía explicaciones, le rogaba que le diera una oportunidad. Él no quiso. Le contó de su infidelidad con aquella mujer y ella lo perdonó, pero él no quería su perdón; quería su libertad.
Costó muchas lágrimas, muchos gritos y mucho dinero la decisión del joven, pero todo era la encontrar esa libertad que pronto se convirtió en libertinaje.
Aprovechó su carrera, su belleza, su poder y la manipulación que podía ejercer en los demás. Pasó por sus brazos más de una decena de hermosas mujeres que con bonitas palabras las arrastró hasta su cama. Sin embargo a ninguna la podía hacer suya, ninguna era como esa madona parisina.
En cada mujer buscaba el calor, la suavidad de la piel, lo dulce de sus labios, esa entrega total que lo había conquistado y que no supo apreciar por sólo querer terminar su relación.
Sabía que podía encontrarla, dónde buscarla pero no tenía el valor de enfrentar su propia cobardía.
Sin que se diera cuenta ya se había terminado la cajetilla de cigarros y toda una jarra de café. Cada argumento que leía era recordar más su propia historia. Se quitó los lentes y restrego sus ojos con sus manos. Ya no quería continuar, sabía que el final para su homólogo era triste y él no quería leerlo.
Cerró el guión y abrió su correo electrónico para escribirle al director que le había mandado la propuesta.
"Escribo este correo para aceptar su propuesta. Estaré encantado de formar parte de su producción."
Sin importar el papel que le tocara Eriol sabía que tenía que estar ahí, finalmente ver su vida desde otra perspectiva tal vez lo haría valorar más lo que él era... O tal vez sólo lo haría arrepentirse más de sus malas decisiones.
Me gusto mucho :D
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