miércoles, septiembre 19

Red Wine § Capítulo 6 §

Título: Red Wine (Vino Rojo)
Capítulo: VI // Exploding star
Autor: Sabrina Knight
Fandom: Original (Vampiros & Hombres Lobos)
Reseña: Más allá de nuestra voluntad, está el deseo.

§Capítulo VI - Exploding star§

Apagó la alarma de su reloj de un manotazo y terminó de destruir el aparato. Juliette ni si quiera se dio cuenta cuando se dió la media vuelta y se ocultó entre sus cobijas.

Como la alarma había interrumpido su sueño anterior, Juliette comenzó a soñar otra cosa diferente. Veía a la peliroja, esa mujer exhuberante y hasta vulgar que siempre aparecía en sus pensamientos. Automáticamente sintió cómo se le retorcían las tripas. Odiaba a esa mujer.

La peliroja se acercaba a ella, Juliette se ponía a la defensiva evitando que se acercara, pero al final no iba a ella... la peliroja iba tras de Sean, lo tomaba de la nuca y lo besaba de forma grotesca. Juliette gritaba para que lo dejara en paz, pero Sean siempre la empujaba.

- Es mi vida ¿qué no entiendes?
- Pero ella te va a hacer daño. ¿No lo ves?
- ¿Entonces qué quieres? - le gritaba y se acercaba violentamente a ella - ¿quieres que te quiera a ti como la quiero a ella? - Juliette enmudeció - ¿Quieres que te bese, que te haga mía? - Sean la jalaba de la cintura hacia él y con la otra mano la besaba a la fuerza - ¿Eso quieres?
- No, yo quiero...

Pero Sean la interrumpía y la volvía a jalar a él, le rasgaba la ropa y la hería en el hombro, en el cuello y finalmente la pegó a su cuerpo besandola del cuello, mordiendola empezando a llenarla también de pasión, de deseo. Juliette en ese momento dejó de ser victima de Sean, ella también se volvía loca y lo arañaba de forma desesperada. Tanto tiempo esperando estar con él, que la hiciera sentir todas esas emociones, todo el instinto a flor de piel. Sean la acostó y la desvistió por completo, tocandola sin premura ni delicadeza, estaban siendo victimas de sus instintos, de sus deseos carnales más profundos... y eso le encantaba a ella.


De pronto abrió los ojos, tenía la respiración entrecortada, el corazón le palpitaba a mil por hora y aun podía sentir las manos de Sean y sus labios en su piel.

¡Demonios! De nuevo esos sueños... Miró el resto de su habitación, todo estaba destruido y roto, el día anterior había estado tan molesta con Sean que había roto y lanzado hasta destruir todo lo que encontró a su paso. Eso no importaba a fin de cuentas, lo que más deseaba ella y al final... nada.

Puso sus manos en su rostro tratando de despertar. Le estaba pasando lo mismo casi todas las noches y ella lo que estaba sintiendo era deseo por alguien de su misma familia... Se estaba volviendo loca definitivamente. Pateó una caja musical que estaba cerca de ella y esta fue a pegar a la pared.

Inmediatamente escuchó que tocaron la puerta dos veces, era con un bastón, por ende, su tío Dante.

- ¿Te encuentras bien?

¿Y todavía le preguntaban si estaba bien?. Fastidiada, aventó lo que quedaba de despertador a la puerta.

- ¡Ya voy! - gritó.
- Juliette, te pregunté otra cosa.
- ¡Dejame en paz! - volvió a gritar, pateó lo que se encontraba en su camino y se encerró en el baño azotando la puerta.
- ¡Juliette! -reclamó escuchando su voz más fuerte - ¡Estoy preocupado por ti!
- ¡Vete! - gritó desde el baño tratando de alejar a quien fuera de ella.

Se miró en el espejo suspirando bastante molesta y triste. Su tío no tenía la culpa de nada, nadie la tenía. El hecho de que sus propios sueños la frustraran no era culpa de nadie más que de ella misma.

Cuando dejó de escuchar a su tío decidió darse una ducha y así tranquilizarse. Abrió la llave de agua caliente y la dejó correr mientras se calentaba. Comenzó a desvertirse frente al espejo e inevitablemente vino a su mente su sueño. Cerró los ojos mientras pasaba su mano por su hombro desnudo y trató de sentir el toque de Sean en ella... pero nada, era su propio tacto.

Suspiró molesta y se continuó desvistiendo sin querer mirarse más.

Ya comenzaba a sentir el vapor en el baño, se hizo atrás el cabello y de nuevo su mirada se cruzó con el espejo reflejando su cuerpo desnudo.

Juliette era diferente a la mentada Bridget. Ella era más voluptuosa y probablemente más desarrollada que la peliroja. Sentía la mirada de los hombres en ella, sabía que provocaba deseos carnales. Los hombres no se cansaban de jurarle amor aunque ella sabía que lo único que deseaban de ella era su cuerpo, su inocencia... y ella estaba impaciente de darlo pero... estaba demasiado enamorada como para ver con el mismo deseo a otro hombre.

El espejo se llenó de vapor y ella despertó de sus pensamientos, jaló la cortina y entró a la regadera.

Dejó que el agua la tranquilizara la mente y el cuerpo. A veces sentía que era como un animal salvaje que sólo podía tranquilizarse con el agua, bueno, tenía muchas formas de tranquilizarse, pero el baño era una de sus favoritas.

Se rió de ella misma. Siempre dirigiéndose a ella como si fuera una loba salvaje, peor, una loba salvaje con las hormonas disparadas. Era típico de la edad, se decía para justificarse la mayor parte del tiempo; sin embargo había muchas cosas en ella que no sabía cómo aclarar, mucho menos explicar. Sus amigas le decían que todas las adolescentes sufren de cambios que las demás personas no entienden, o sino sólo decían: "Es que estás en tus días".

Salió del baño tranquila, ya sin la frustración que el sueño le había provocado. Miró a su alrededor y vio el desastre, lástima, tendría que comprarse otra computadora.

De nuevo escuchó que tocaron a la puerta, sabía que era su tío.

- Ya voy... - se enredó bien la toalla y con cuidado en pisar donde no había tiradero le abrió la puerta. Pero no era su tío.

Por un segundo los dos, Sean y Juliette se quedaron congelados sin pronunciar ninguna palabra. Ambos se sonrojaron y de pronto Juliette reaccionó:

- ¿Qué quieres? - gritó furiosa.
- Dante quiere saber si vas a bajar a desayunar... - dijo forzando la mirada al rostro de Juliette. Ella pudo sentir los nervios que le provocaba al muchacho, así que con toda la tranquilidad del mundo se recargó en la puerta dejando que la toalla se abriera ligeramente más en su muslo.
- Sí, voy a bajar. ¿Tienen prisa en que salga en toalla?
- ¡No, no! - gritó de tajo mientras ella se quitó la toalla de la cabeza y echó su cabello húmedo atrás - ¡Vístete! Nosotros dos te esperamos.
- Sí, porque la moda no es ir por la calle con toalla.
- A menos que quieras... - Juliette se sonrojó al escucharlo - digo, apúrate para que te lleve a tu escuela.
- ¿En serio? - preguntó contenta. Tiró la toalla del cabello al piso y se pasó los dedos por el cabello como peinándose pasando sus dedos a lo largo de su cuello, siguiendo el camino de una gota de agua que llegaba justamente al nudo que sostenía su toalla - ¿Me llevarás de nuevo en la moto? - Sean asintió sin decir nada, pero ya con los labios secos. - perfecto... - sonrió - ¡entonces no me interrumpas y vete! - lo empujó y le cerró la puerta en las narices.

No podía creerlo, Sean estaba mirándola como la miraban otros hombres... Aunque ¿Y si no era así y lo estaba imaginando?

No, por supuesto que no, ella jamás se equivocaba en esas intensiones de los hombres. Por su mente pasó el hecho de que Sean era su primo... pero primo segundo, primo tercero, daba igual. El gran meollo era que si Sean la miraba de esa forma significaba una cosa... tiró su toalla y miró de nuevo su cuerpo desnudo frente a lo que quedaba de espejo, sonrió con complicidad...

Ella tendría oportunidad de conquistarlo... y lo haría.

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