Titulo: La reina, el caballo y el alfíl.
Capítulo: 1. El choque
Autor: Sabrina Knight//Vejibra
Fandom: Original
Reseña: El inicio de una historia es el inicio de todas las demás.
§Capítulo 1§
"El choque"
Esta historia inicia con una mujer que hace siglos que no puede ver la luz del día directamente. Es la historia de una mujer condenada a esconderse entre las sombras, que debe ocultarse de la mirada de los demás. Es la historia de una asesina por naturaleza, más no por elección.
Esta es la historia de Ireri Bazet.
Podría simplemente comenzar a escribirse esta historia a partir del día de su nacimiento aquella fría mañana de Octubre de 1844. O mencionar que hoy cumple 164 años, aunque murió por primera vez a los 23 años, y todo lo demás es lo que ella denomina: "tiempo extra".
Pero esta historia no comenzara ni con el inicio de su vida mortal, ni la inmortal, si no con un extraño suceso que pasó hace sólo unos pocos meses. Cuando su condena era sólo una pena más.
Ireri había decidido empezar una nueva vida lejos de lo que había conocido en Europa, lista para comenzar algo nuevo. Había decido también hacer uso de sus conocimientos e impartirlos con los mortales, es por ello que había ingresado como profesora a una universidad parecida a un claustro, donde entraba antes del amanecer y salía al anochecer, libre de la luz del sol y casi cualquier sospecha.
Había tomado precauciones de más. Su coche tenía las ventanas polarizadas y la velocidad que tomaba siempre era o prudente o muy veloz para que nadie la pudiera detener. Aun así, con todo eso, no pudo contra lo inesperado...
El olor de un vampiro más.
Cuando detectó el olor viró sin fijarse en nada más, quería seguirlo. No sabía por qué, pero tenía que hacerlo. Sin embargo por su distracción chocó contra otro automóvil justo de frente.
Ambos se miraron apenas ella se dio cuenta de lo que había pasado. Trató de seguirlo , pero todas las demás personas alrededor no pudieron evitar su curiosidad y menos dejarla en paz. Ella estaba bien, pero el otro conductor había sido herido.
La llevaron en una patrulla a una delegación, pero nunca la pisó. Regresó caminando a la calle donde había sido el accidente, pero él ya se había ido y parecía que había borrado cualquier huella de su presencia ahí.
No pudo seguirlo.
Sin embargo siguió pasando por ahí más veces, tratando de encontrarlo de nuevo. Una semana después, segura de que no lo volvería a encontrar, lo vio justo en la misma calle, sentado en una banca fumando un cigarro.
No quería perderlo de nuevo, así que se estacionó y fue a él tan rapido como pudo. Ahí estaba él. Mirándola. Ella le sonrió e hizo un gesto preguntando si podía sentarse a su lado.
- Adelante... - fue todo lo que dijo y se sentó a su lado sin decir una palabra.
Era un silencio extraño. No podía ni ella misma saber lo que ocurría, volteó a mirarlo.
- No sabía que podíamos fumar...
La inspeccionó con la mirada pero sin ninguna intensión en particular. Dio otra bocanada y ella se sintió ofendida.
De pronto sonrió con ironía e Ireri pudo apreciar sus ojos azules, como los que jamás había visto.
- Depende mucho de lo que consideres que es "posible" en esta vida -susurró mientras expulsaba el humo casi en forma de hilo, apartó la vista de ella y miró el espacio vació en las grandes calles de la ciudad mientras un gato aullaba en la distancia.
Había un silencio turbio, pero pleno. Ireri no dejaba de mirarlo, tratando de usar un poder telepático que no poseía.
- Lo que es posible y lo que no es sólo una percepción de la realidad - dijo él sonriendo, encantadora y misteriosamente.
Era él, tan sólo una sombra.
Ieri asentió dando un leve suspiro.
- Es verdad. Hay realidades en las que... nosotros simplemente no existimos.
Él también asintió y volvió a darle otra bocanada a su cigarro.
Se quedaron de nuevo en silencio. Había algo que Ireri quería simplemente saber, ese vampiro no era simple o normal a los demás. O tal vez si, pero nada podía explicar la reacción de ella la primera vez que lo vio. Ella había conocido vampiros, otros con los que compartía algunas noches de ocio y de caza, sólo que él parecía tan diferente, como si su sola presencia fuera necesaria e Ireri jamás lo había descubierto antes.
- ¿Por qué te fuiste ese día? El día del choque. Esperaba que te quedaras.
- ¿Para qué? - preguntó.
Ireri se encogió de hombros sin apartar los ojos de él.
- Quería conocerte. No sé porqué. - silencio.
Él cerró sus ojos un instante, cómo si respirara el aroma de la noche. Fue como la sensación de saber que el cazador iba a entrar en acción, pero sin saber cuándo o dónde.
Dio un largo suspiro y volvió a abrir sus ojos azules brillantes, mientras una brisa helada se arremolinaba a sus alrededores.
- Algunas veces conocer un extraño puede ser peligroso, y... demencial - Ireri soltó una leve risa irónica. Peligroso y demencial le era un concepto familiar. - Cuando te vi, me llamaste la atención, eras diferente a otros vampiros con los que me había encontrado antes... eres joven, estas viva - sonrió levantando su cigarrillo y apagándolo a un lado de la banca donde se encontraba, el ruido de las sirenas en la distancia hacía eco sobre su silenciosa pausa.
Frunció el entrecejo tratando de entender sus palabras. Pero él ya no la estaba mirando.
- Espero que lo que has dicho sea pura ironía - lo negó sin apartar su sonrisa melancólica - de cualquier manera, no me has contestado ¿Por qué te fuiste si también te llamé la atención?
Ireri trató de encontrarse de nuevo con sus ojos azules, pero parecía que ahora la evitaban. Él no respondía.
Suspiró resignada y se volvió a encogió de hombros.
- No lo volveré a preguntar - pero lo seguiría pensando. Ireri se levantó y él se quedó aun sentado. - ¿Vas a irte a algún otro lugar? - levantó los ojos sin emitir ningún sonido. - ¿Te volveré a ver? - seguía en silencio - no te voy a dejar ir si no me contestas - al fin sus miradas volvieron a cruzar.
Él dio un suave respiro y se levantó.
- Tal vez me fui porque no era el momento adecuado para conocernos, tal vez como ahora - la miró unos segundos antes de retroceder unos suaves pasos, buscó entre su chaqueta negra algo, finalmente abrió la palma de su mano y le dejó una tarjeta.
Cerró su mano y comenzó a caminar en dirección contraria levantando su mano para ella.
- Te estaré esperando, en ese lugar - susurró mientras desaparecía en las sombras.
Lo seguío con la mirada sin dar importancia a la tarjeta. Miró cómo encendió otro cigarrillo y expulsó el humo haciendo una figura circular.
Se perdió entre la oscuridad más rápido de lo que hubiera querido. Al fin miró la tarjeta que seguía en sus manos.
"Manhattan, Downtown, Greenville, edificio 34".
Lo volvió a buscar, pero había sido como la primera vez que lo intentó. No había ninguna pista de él.
Sonrió para sí misma y guardó la tarjeta en su pantalón. Regresó a su automóvil y antes de marcharse dio una última mirada a dónde él se había ido.
Cerró los ojos sonriendo. Ni siquiera le había preguntado su nombre.
Arrancó el coche y se fui en dirección contraria.
Ese había sido el inicio de lo más extraño que le tenía preparado el destino.
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